Te vamos a ilustrar sobre...
Para hacer un buen storytelling, necesitas: lechuga, tomate y queso.
A partir de aquí, añade ingredientes a tu gusto.
Hay quien dice que a las personas se las conquista por el estómago.
Es verdad. Ya sea de alimentos o de conocimiento, el hambre es una necesidad básica que hay que cubrir. Además, reconocerás que con la barriguita llena, el mundo se ve con otros ojos. Estamos más receptivos. Así que, nada mejor que «dar de comer» bien a nuestra audiencia para acercarnos a ella y que nos reciban con una sonrisa.
¿Cómo lo hacemos? Con el storytelling, que huele que alimenta.
Alimenta porque no hay quien se resista a un «Te voy a contar una historia».
Clic.
La mente de nuestro interlocutor se pone en «modo visual» y tenemos toda su atención. Es hora de jugar con los puntos de giro, momentos en los que la historia cambia, y así mantener el interés, despertar la curiosidad, que surjan preguntas y se necesiten respuestas.
¿Qué nos aporta el storytelling?
- Nos ayuda a conectar: porque genera reacción a través de la emoción, porque implica a los usuarios y los convierte en protagonistas de su propia historia.
- Genera contenido relevante para nuestra audiencia.
- Facilita la comprensión de nuestro mensaje.
- Branding: porque tras la historia está la marca.
- Nos recordarán y nos diferenciará.
El storytelling tiene que ser fácil de contar y sencillo de recordar. Fácil y sencillo, como un bocadillo. Eso sí, aderézalo con buenas dosis de empatía y generosidad.
Si realmente quieres «alimentar» a tu audiencia, haz storytelling o dales un buen bocadillo. :-)
«Instirados» en el podcast de Jose Miguel García con Carlos Salas.